Vivimos en un mundo donde la competencia es la moneda corriente, debemos estudiar mucho para poder competir por un puesto laboral, competir en lo deportivo, competir en lo sentimental, competir hasta por la comida, en el caso de nuestros niños la mayoría lo hacen desde muy chicos.
La competencia tiene como características fundamentales, el desarrollo de capacidades de producción, capacidades de gestión, eficiencia, innovación y calidad para obtener mayores cuotas de mercado, y alcanzar altas posiciones en ventas y prestigio, esto implica tener que estar muy preparado.
Según Sarramona [3] “ser competente es más que ser hábil o experto, es ser cada vez más capaz de participar eficazmente y de forma responsable en la vida social, utilizando todos los recursos y resortes aprendidos y desarrollados a lo largo de la vida”.
Nuestros chicos en cuanto a competir son expertos porque desde chiquitos están haciéndolo, pero que pasa en el momento de ser solidario, en el momento de cooperar con los demás, ahora si aparecen dificultades, pues no tienen hábitos de trabajar en equipo.
Con este proyecto se pretende poner de manifiesto la importancia de metodologías activas como el aprendizaje cooperativo para mejorar el comportamiento social, como primer objetivo y luego poder utilizar esto a la hora de competir, por ejemplo habituándose a trabajar en equipo.
En las actividades propuestas se pretende ampliar la capacidad de comunicarse eficazmente, y la capacidad de interactuar con otras personas de manera solidaria siendo motivados por la necesidad de tener que contar con terceros para concretar logros.
El aprendizaje cooperativo es una forma de trabajo en grupo basado en la construcción colectiva del conocimiento y el desarrollo de habilidades mixtas (aprendizaje y desarrollo personal y social), donde cada miembro del grupo es responsable tanto de su aprendizaje como del de los restantes integrantes del grupo. Las dinámicas internas que hacen que el aprendizaje cooperativo funcione se basan en características que posibiliten a los adultos estructurar las actividades de tal forma que los chicos se vuelvan positivamente interdependientes, individualmente responsables para hacer su parte del trabajo, trabajen brazo con brazo para promover el éxito individual y grupal, usando de manera adecuada habilidades sociales para mejorar efectivamente sus esfuerzos.
Según diferentes estudios [4,5], la cooperación, comparada con esfuerzos competitivos e individualistas tiende a resultar en altos niveles de logro, una mayor retención a largo plazo de lo que se ha aprendido, un uso más frecuente de niveles altos de razonamiento, una mayor voluntad para desarrollar tareas difíciles y para persistir (a pesar de las dificultades, [6]) en trabajar hacia el cumplimiento de los objetivos, una mayor motivación intrínseca [7], una mayor facilidad para transferir el aprendizaje de una situación a otra y una mayor dedicación de tiempo a una tarea.
Por tanto, además de los logros mencionados, la formación en valores y las relaciones positivas interpersonales, se desarrollan con eficacia a través del aprendizaje cooperativo y deben ser de gran importancia en el aprendizaje. Se trata de desarrollar en los futuros adultos una visión y sentido moral que pueda guiar su práctica y refleje en sus actos un conjunto de valores (responsabilidad, flexibilidad, solidaridad, sentido de la justicia, servicio a otros, etc.).
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