Que tiempos aquellos, no había televisión, ni computadoras, ni apuros ni estrés… nuestros mayores, y no tan mayores, aun recuerdan aquellas reuniones familiares, de noche, junto al fogón, con vecinos y amigos, han desaparecido ya de las campiñas, desalojadas por quien? Por nuestras amigas la televisión y la computadora.
Esta particularidad común en estancias y poblaciones lejanas, era de antiguo muy estimada, constituyendo a veces, una pequeña fiesta que prolongaba la velada hasta altas horas de la noche. Después de la cena frugal, con tortilla a la parrilla y el infaltable mate, comenzaba la rueda de cuentos, casos y sucedidos. Chistes, relatos breves de la propia cosecha, se sucedían en contrapunto, cuando dos o más narradores se encontraban. A menudo, empezaba alguien con: “en una ocasión me pasó una mano”, cuando el relato era de espantos o brujerías, con lo que obtenía de los oyentes, mayor curiosidad. En estos había muchos de fantasía e ingenio del cuentista, con dichos jocosos y chistes que hacían reír a los circunstantes. Relatos de la guerra, de viajes, de ocurrencias chispeantes, de mentira “saque una tararira ASI DE GRANDE
(-------------------------), ¡epa! compadre no se le fue la mano no seria así (-------), no amigo así (-------)era el ojo” y muchos temas mas.
Actualmente esas costumbres han desaparecido, pero siempre hay algun recreador o animador que las revive en un campamento o actividad parecida, y este es el fin de este material, brindar temas para esas ocaciones tan especiales, sentados alrededor de un fogon, o reunidos en una carpa, en especial por las noches que es cuando se arma el ambiente propicio para estas actividades.
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